CORONA
FRANCISCANA
Al
comenzar:
Señor
mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en quien creo, en quien espero y a
quien amo sobre todas las cosas: sólo por ser tú quien eres me duele haberte
ofendido, y quisiera morir antes que volver a pecar, ayudado por tu divina
gracia; dámela, Dios mío, para rezar con fervor esta corona de tu santísima
Madre. Amén
Nota:
La Corona se compone de siete decenas de avemarías, precedidas por un
Padrenuestro
y concluidas con un Gloria. Al terminar la séptima Alegría se añaden dos
avemarías más, para completar los setenta y dos años que, según la tradición,
vivió la Santísima Virgen.
La
primera Alegría: La Anunciación por el Ángel Gabriel.
Te
saludamos como el Ángel Gabriel, "Alégrate llena de gracia el Señor está
contigo...". Y te dijo luego: "...concebirás en tu seno y darás a luz
un hijo a quien pondrás por nombre Jesús", seguida de tu aceptación:
"He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra". Así
nos mostraste el camino a seguir: Aceptar nuestra vida como Dios nos la
presenta cada día, viviendo con amor tanto las alegrías como las vicisitudes.
Como lo hizo San Francisco cuando acepta dócilmente su misión, respondiendo con
todo su ser a la llamada de Jesús.
Padrenuestro,
avemarías, gloria.
La
Segunda Alegría: La Visita a su prima Santa Isabel.
Recordamos
contigo cuando en Judá, fuiste a la casa de Zacarías y saludaste a Isabel,
quien al oírte, quedó llena del Espíritu Santo, y saltó el niño en su vientre..
Te recibimos como lo hizo Santa Isabel: "Bendita tu eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre (Jesús)". Te rogamos que
vengas siempre a visitarnos, para traernos a Jesús y su Santo Espíritu. Como
Francisco quien te nombró Abogada de la Familia Franciscana y así realizar tu misión
de tutora, te pedimos veles por nosotros.
Padrenuestro,
avemarías, gloria.
Tercera
Alegría: El Nacimiento de Jesús en el Portal de Belén.
Contigo
María y con San José, nos alegramos por este regalo que nos distes, en esta
noche de paz y amor. Con los ángeles y pastores digamos: "gloria a Dios en
las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad". Y como
Francisco, revivamos la maravillosa escena del nacimiento de Jesús, llenemos
nuestro corazón de regocijo y amor, repartiéndolo a todos.
Padrenuestro,
avemarías, gloria.
Cuarta
Alegría: La Adoración de los Reyes Magos.
Vemos
con regocijo que tres sabios creen, y con humildad adoran al Niño Dios,
ofreciéndole oro, incienso y mirra, como homenaje y reconocimiento al Rey, al
Dios y al Hombre. Nosotros, junto a los Reyes, queremos adorar a tu Hijo
Divino, y rendirle homenaje con nuestras oraciones, como Francisco, queremos
estar alegres, jubilosos y alabando a Dios.
Padrenuestro,
avemarías, gloria.
Quinta
Alegría: María y José encuentran a Jesús en el Templo.
Qué
alegría sentimos contigo al encontrar a Jesús y poder abrazarlo, como tú lo
encontraste en el Templo!.Queremos repetir como San Francisco, que regocijado
decía: "esto es lo que buscaba, lo que anhela mi corazón". María,
cuando nos sintamos lejos de Jesús, ayúdanos a encontrarlo dentro de nosotros y
en toda la creación, como lo refleja Francisco en el Cántico a la Criaturas.
Padrenuestro,
avemarías, gloria.
Sexta
Alegría: María ve a Jesús Resucitado.
Contigo
María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz: "que ilumina a todo
hombre que viene a este mundo". El es el camino, la verdad y la vida. Como
Francisco queremos llenarnos de tu Hijo y siempre decir: "Señor mío y Dios
mío".
Padrenuestro,
avemarías, gloria.
Séptima
Alegría: La Asunción de María y su Coronación como Reina de Cielos y tierra.
Qué
alegría sentimos, contigo María, porque elevada al Cielo estás junto a tu Hijo
amado, eres Corredentoras, intercesoras y auxiliadoras nuestras. Tú, humilde
mortal, ahora Reina de Cielos y Tierra, nos muestras, el camino y te decimos:
"Oh, María, Madre mía, yo te doy mi corazón". Como Francisco,
esperamos recibir la Corona de la Vida.
Padrenuestro,
avemarías, gloria.
Oración Final:
Dios te salve, hija de Dios Padre;
Dios
te salve, madre de Dios Hijo;
Dios
te salve, esposa del Espíritu Santo;
Dios
te salve, templo y sagrario de la Santísima Trinidad;
Dios
te salve, concebida sin mancha de pecado original en el primer instante de tu
vida natural.
Amén
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